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martes, 9 de julio de 2013

El Bar de Eric

La imagen de Eric la hemos tomado prestada de aquí.




Todo aquel que forme parte de nuestro gremio sabrá que una de las cosas más importantes, a la vez que difíciles, es encontrar un nombre para el establecimiento. Ese nombre ha de representar al local, a su regente y ser al mismo tiempo un reclamo, una llamada, una invitación para que el transeúnte se convierta en visitante y éste en “parroquiano”. Después viene la no menos ardua tarea de buscar un logotipo y rotular un cartel para poner en la fachada de manera que el pretendido reclamo haga su papel.

Así nos encontramos nuestros paseos coloreados con los más diversos motivos que nos inducen a las más variopintas ideas y tentaciones.

Sin embargo, hasta hace poco tiempo había en Alicante un bar sin rótulo en la fachada y, de hecho sin nombre: El Bar de Eric. Así es como todo el mundo lo conocía y a nadie le hacía falta saber más. El Bar de Eric era referente para cualquier persona pretendiente a un ratito de buen rollo compartido con otras personas de igual talante conocidas o no. En El Bar de Eric se podía disfrutar del arte literario, musical y visual. Era uno de los bares más populares de la ciudad. Y es que Eric atendía a sus visitantes sirviendo las copas y las cervezas con una tapa de honestidad, cariño y siempre con una sonrisa. Esa imborrable sonrisa con la que nos obsequiaba siempre que teníamos la suerte de cruzarnos con él.

Alcemos nuestras copas y con una sonrisa brindemos ¡por Eric!

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